miércoles, 12 de agosto de 2015

Grecia Enfrenta Dos Crisis De Dimensiones Inimaginables


Grecia enfrenta  dos crisis de dimensiones inimaginables: por un lado, un incumplimiento de sus pagos de deuda lo llevaría a la insolvencia; por otro, la posibilidad de una nueva recesión, con mayor desempleo y pobreza, lo tiene al borde de una crisis social.  ¿Hay futuro para Grecia?
 El aplazamiento de los pagos de Grecia a la Troika europea en los últimos meses ha generado incertidumbre a nivel global. El gobierno de Alexis Tsipras, primer ministro heleno, debe hacer frente a dos tormentas: pagar a sus acreedores para desbloquear la ayuda financiera que requiere con urgencia para no caer en default y llegar a un acuerdo sin generar una crisis social al interior del país.
“Un pago parcial beneficiaría a Grecia, pues podría destinar el resto del dinero a su desarrollo económico, pero es complicado porque sus acreedores no quieren perder dinero, y al hacerlo estarían enviando un mensaje a otros países con problemas de liquidez”, comenta Adolfo Laborde, investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey campus Santa Fe.
La base de la crisis griega es una deuda de aproximadamente 320.000 millones de euros (unos US$358.000 millones), que el país simplemente no está en condiciones de pagar.
La explicación más simple para la misma es que durante muchos años el país estuvo gastando más dinero del que producía y financiando ese gasto a través de préstamos.
Grecia ya hacía eso antes de adoptar el euro. Y la llegada de la moneda común en 2001 no cambió las cosas, como en teoría debía suceder.
El gasto público, por ejemplo, aumentó un 50% entre 1999 y 2007, mucho más que en otros países de la eurozona.
Y sumado a problemas de corrupción y evasión fiscal, reconocidos por la propia Grecia, esto terminó provocando un déficit muy superior al 3% del PIB contemplado en las reglas de moneda común.
Préstamos no declarados a la eurozona, por su parte, también llevaron a que la deuda excediera significativamente el 60% acordado como límite por los países de la eurozona: actualmente se estima en 177% del PIB.
El problema, sin embargo, solo se volvió urgente cuando la crisis financiera global limitó el acceso griego al crédito, lo que motivó la intervención de los otros países de la eurozona temerosos del impacto de una cesación de pagos o default.
Aunque, para muchos economistas, las medidas de austeridad impuestas como condición para financiar un rescate financiero terminaron agravando la situación
El primer paquete de ayuda financiera a Grecia fue aprobado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional en mayo de 2010.
En ese momento se pusieron a disposición del gobierno griego 110.000 millones de euros (unos US$120.000 millones) para que honrara sus compromisos con sus acreedores, en ese momento en su mayoría bancos privados de la región.
Los préstamos ofrecidos a Grecia están vinculados a medidas de austeridad bastante impopulares entre los helenos.
Pronto, sin embargo, se hizo evidente que ese monto no sería suficiente, por lo que un segundo rescate elevó la cifra total a 240.000 millones de euros.
Y, en ambos casos, como condición para facilitar el dinero se identificaron una serie de medidas de austeridad.
Estas han incluido drásticos recortes del gasto público, mayores impuestos y reformas al sistema de pensiones y el mercado laboral.
Pero el actual gobierno griego, que llegó al poder a inicios de año con una plataforma anti-austeridad, estuvo intentadorenegociar algunas de esas condiciones de cara a un nuevo paquete de rescate financiero.
En su momento esto puso en crisis las negociaciones, las que llegaron a interrumpirse momentáneamente.
Pero en este momento Grecia parece dispuesta a aceptar la mayor parte de las condiciones de sus acreedores a cambio de unos 53.500 millones de euros adicionales y una reestructuración de su deuda original.
La UE ha estado trabajando duro para intentar aislar al euro y la eurozona de los problemas de Grecia y de una eventual salida de la moneda común.
En el fondo, casi todo depende de la voluntad política de los líderes europeos.
Pero el mismo FMI advirtió que "los riesgos y vulnerabilidades aún no han desaparecido" y es difícil predecir el comportamiento de los mercados si el escenario más temido por todos se hace realidad.
Una posibilidad es que los compradores de bonos de las naciones de la eurozona con más problemas empiecen a exigir pagos más altos para compensar los riesgos de su inversión.
Eso afectaría negativamente a la moneda europea y aumentaría la inestabilidad en países con un peso mayor en la economía global.
Y una Grecia insolvente implicaría importantes pérdidas de dinero para varios países europeos.


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